domingo, 11 de septiembre de 2011

PALACIO DE LA MÚSICA


Cuando entramos en el recinto del palacio vimos la fachada antigua con una vidriera para conservar la estructura original y la estructura moderna estaba al aire libre. Estuvimos esperando a los otros dos grupos que tardaron poco en venir, después estuvimos como 10 minutos y cuando entramos vimos que no se podían hacer fotos (y me fastidió). Nos pusieron en una sala a ver un vídeo en el que salían varios artistas como Montserrat Caballé, Juan Manuel Serrat, entre otros y nos explicaban su experiencia en el palacio de la música. Después nos fuimos al primer piso enfrente de la sala de conciertos. Es una sala de espera o descanso con una lámpara de 300 kilos en medio de la sala y unas vidrieras muy grandes y  con columnas de mosaicos en el que predominaba las rosas. Después fuimos a la sala de conciertos y estuvimos un rato. Las sillas  eran un pelín incomodas. Después el guía nos explicó que el arco que conectaba con la pista  tenía dos bustos, uno a la izquierda y el otro a la derecha. El de la izquierda era Anselm Clavé y el de la derecha era el famoso Ludwig van Beethoven. En el escenario habían musas para inspirar a los artistas y al final de sala de conciertos en la parte de arriba hay un órgano de 3.700 tubos  que dejó de funcionar hace tiempo. En el  2003 lo arreglaron pero como tenían que usarlo habitualmente le pusieron un ordenador para que tocase canciones y un organista se ofreció para tocar y que quedase registrado en el ordenador del órgano. A nosotros nos puso una pieza del organista. Después nos explicó que si viene una orquesta a las dos primeras filas no les vendían entradas, porque el escenario se hacía más grande para que quepan los instrumentos. A continuación subimos por las escaleras al segundo piso del anfiteatro y vimos que los asientos tenían unas placas y nos explicaron que esas placas eran de gente que había donado dinero al Palacio de la música y nos explico también que las barandillas no eran así antes que eran más pesadas y ahora eran de plástico. Entre un pequeña columna y otra había un espacio y lo cerraron porque una mujer no podía enseñar las piernas en público y por eso lo taparon. 
La vidriera parecía un sol iluminando la sala y las rosas. Él guía nos explico que las rosas era porque al constructor le gustaba San Jordi y le gustaba las rosas y era muy catalán. Después bajamos por unas escaleras hasta llegar a la calle, nos despedimos del guía y después me despedí de mis compañeros y les dije: "Que, hasta mañana".

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